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lunes, 2 de septiembre de 2013

En el nombre del box

Locomotora Castro merece un homenaje en el Luna Park –lo está preparando- para sellar su retiro, pero eso no justifica todo. Su exhibición ante Mano de Piedra Durán, que se vendió como pelea, ya se cayó y la hará con el Puma Arroyo, pero ni se informó. Para compensar, buscan apoyarse en la farándula y peleas de cabotaje poco relevantes. El estadio fue históricamente reservado para otro tipo de ceremonias pugilísticas.
No es mala voluntad de nadie, sino una cruda realidad que ataca sin darnos cuenta (o sí). Pero a veces es imprudente abrir la puerta si es para mostrar la miseria, como se hará el próximo sábado 7 de setiembre en el Luna Park.
En efecto, el templo de Corrientes y Bouchard abrirá sus puertas por segunda vez en el año para el boxeo. ¿Boxeo?
¿Un título mundial? ¿La presentación de una figura? ¿La organización de una gran pelea interna?
Para nada. Se trata, esencialmente del retiro de Jorge “Locomotora” Castro, “El Roña”, que ya está archi retirado, aunque esto sería una especie de “pelea homenaje” más que merecida, aunque a diferencia del fútbol, se la organiza él mismo.
Pero no será pelea, sino “exhibición”, que quede claro. Para la tarea, primero llamó a una leyenda -a modo de impacto mediático- como el panameño Roberto “Mano de Piedra” Durán, de 62 años (Castro tiene 46), quien vendrá, pero sólo a aportar su presencia y saludar sobre el ring.
Como el panameño no aceptó calzarse los guantes –recordar el accidente automovilístico que tuvo aquí mismo- lo reemplazaron por Miguel Ángel “El Puma” Arroyo, otro clásico con quien El Roña se enfrentó en el mismo Luna, cuando el estadio estaba cerrado al boxeo por Tito Lectoure.
Sin embargo, curiosamente la promoción no informó sobre los cambios de planes, y parte de la prensa se enteró vía twitter, y de boca a boca, informalmente. ¿Por qué esa falta de respeto, en especial al público?
Por más que suban sin cabezales y hagan como que se peguen -con guantes de 12 onzas, es decir, más acolchados-, éso y que suban a saludar, a nivel espectáculo es lo mismo. Sería la primera vez –incluso- que ocurre en el boxeo una pelea homenaje, por lo que su formato no está aún probado.
Para justificar el pago de una entrada, obvio, tiene que haber un festival deportivo que lo respalde y sea “a la altura del Luna”.
Sin embargo, la pelea de fondo que armaron es Javier “La Bestia” Maciel vs Alejandro Falliga (5º en el ránking argentino), por el OMB latino superwelter del primero. Es decir, con fuerza podría configurar un fondo “light” para una programación de rutina un sábado muerto.
Habrá un “título mundial”, eso sí. Será el supermosca femenino de la FIB, a cargo de la bella entrerriana Débora “La Gurisa” Dionicius, quien en la ocasión se medirá ante la colombiana Olga Julio, de 15-14-1, 10 KO, y que de sus 14 derrotas, 8 fueron antes del límite (PKO 2 ante Yesica Bopp y PKOT 2 vs Daniela Bermúdez, en su raid contra argentinas).
Olga Julio está 5ª en el mal ránking de la FIB, y su clasificador, el historiador argentino Aníbal Miramontes, explicó el por qué. No de la clasificación de Julio, sino de la sanción de la pelea en sí, tal vez por complejo de culpa.
EXPLICA MIRAMONTES
“Dionicius tenía que hacer su mandatoria contra la Nº 1, la francesa Nadia Hokmi. Pero Hokmi, que es musulmana, no entrenó debido al Ramadán, por lo que declinó a la pelea al no estar bien preparada. La suiza Aniya Seki (2ª), no contestó a los requerimientos de la FIB. Las mexicanas María Salinas y Mariana Juárez están más interesadas en defender sus títulos menores en su tierra. Dorely Valente (también azteca) acaba de perder. Por lo tanto la FIB aprobó la pelea entre Dionicius y Julio (5ª) como opcional, y la ganadora está obligada a defender contra Hokmi”.
Ok. ¿Pero no había alguna mejor para ocupar el 5º lugar? Y de no ser así, ¿no hay una pelea de mayor predicamento y “decencia” como para presentar de cabecera en el Luna. ¿Da como para rellenar la despedida de Castro junto a la ya pobre propuesta de Maciel-Falliga?
Tal vez la pregunta encierre la respuesta. Y viene al caso de la columna anterior (S.O.S.). Ahora bien: ¿Hubiese permitido Esteban Livera, sobrino de Tito, y ex coordinador del estadio hasta hace unos meses en que falleció la verdadera dueña, Doña Ernestina Devecchi –tía de Tito- este espectáculo en su estadio?
En nombre del boxeo, no cabe cualquier cosa en cualquier lado, y menos un engaño que ronda los límites de la estafa. No es sólo tradicionalismo, sino respeto al público. A pelear tienen derecho todos, eso no se discute, pero cada cosa tiene su lugar y sus formas.
Todo lo que se haga en el Luna Park repercute enormemente y se potencia 10 veces más en la opinión pública y la prensa.
La otra preocupación es que hablan de “sorpresas”, y es porque se busca reforzar el show dándole participación a parte de la farándula, especulando incluso con hacer guantes con el conductor Alejandro Fantino. Pero todos -incluso el propio Castro-, deben tener la licencia al día y habilitada, aún para hacer una exhibición. Es una cuestión reglamentaria. Castro no la tiene. Fantino, menos.
Es que, por más que “jugueteen”, una descompostura por algo que alguien comió y le cayó mal el día anterior, o un accidente, ¿cómo se lo explican luego a quienes la pidan? Además, ¿puede cualquiera ponerse los cortos y entrar a la Bombonera a patearle penales a Orión, o entrar a un estudio de TV a conducir un programa? Y eso que allí no se reciben golpes ni se corren riesgos físicos. ¿Pero por qué hay que comprometer al boxeo cada vez que alguien deja de comprometerse consigo mismo?

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